
Somos lo que comunicamos
Quien conoce a Esther Sardans sabe que es de esas personas que inundan el espacio con su presencia. Pienso que no ha tenido en su vida la posibilidad de esconderse, de pasar desapercibida. Esto es un don, pero también un riesgo, una exposición constante al entorno, una interacción intensa con las emociones humanas. Quizás eso ha influido en el desarrollo de su habilidad, de su sabiduría - más allá de métodos y técnicas - sobre el poder comunicativo y cómo ponerlo al servicio