Hace unas semanas leía un artículo que referenciaba un estudio de la doctora Luz Pérez, catedrática de la universidad complutense de Madrid quien ha abordado las altas capacidades desde la perspectiva de género.
Del 100% de las personas con este diagnóstico resultan ser el 70% niños y 30% niñas. Como dice la catedrática Pérez “no hay razón neurológica ni de inteligencia que lo justifique”. Las niñas pasan desapercibidas y no se detectan porque se les inculca el modelo de mujer que no es arriesgada, ni decidida, no llama la atención y pasa desapercibida; como buenas princesas, es lo que se espera de ellas, y ni el profesorado ni padres ni madres detectan las capacidades excepcionales de estas niñas.
Hoy una colega me envía un artículo de Rosa Montero, cita el estudio de Ana López- Navajas que se doctoró con la tesis “las mujeres que nos faltan”. La Doctora López-Navajas lleva años estudiando la ausencia de las mujeres en los libros de texto de la ESO y sus implicaciones: como dato decir que solo el 7,3% de los referentes que aparecen en los libros de texto son mujeres.
Podría seguir con más estudios y los números que los acompañan, pero no se trata de aburrir. Todos ellos tienen una cosa en común: las niñas y mujeres no llaman la atención, no se ven, no se las oye; y así nuestras niñas y jóvenes no tienen referentes y se les inculca un modelo de mujer sin iniciativa, eso sí que sean trabajadoras y que no se quejen.
Y así llegamos al mercado laboral con ese lastre heredado de la diferente socialización de lo que significa se niña o niño, mujer u hombre; y así en las reuniones de trabajo pedimos permiso por hablar, por discernir o preguntar. Inconscientemente nos encogemos para intentar pasar desapercibidas o, como mínimo, que no se nos vea más que lo que se espera de nosotras.
Necesitamos elevar a conciencia la herencia del mensaje “compórtate como una mujer, como una señorita”. Decidir cómo queremos vivir, ser, hacer y comunicar. Encontremos nuestro estilo, aquel que no nos han enseñado, aquel que nos empodere, nos de voz y nos haga visibles. Por y para nosotras, por y para nuestras hijas.
Soltemos lastre!
Mar Gaya
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