Me comentaba el otro día una amiga, con un cargo directivo medio en una compañía importante, esposa y madre dos niños, que desde que estaba en confinamiento, nunca en su vida había estado tan cansada. Que podría parecer lo contrario: si no sales de casa, por qué ibas a estar cansada, ¡encima se supone que vas a conciliar mejor porque estás en casa! Pero la realidad es que no sólo había duplicado sus horas de trabajo “remunerado” diarias, sino que también había duplicado las “no remuneradas” que debía intercalar en un equilibrio casi imposible con las otras. Hay días que no tengo tiempo ni de ducharme, ni de comer... cuando iba a la oficina esto no me pasaba...
Otra amiga, maestra de primaria, con su madre de 87 años a su cargo, me decía: de un día para otro nos hemos tenido que hacer expertas en plataformas digitales, yo ni siquiera tenía un portátil decente en casa, aguantar a padres aún más descolocados que nosotras y conseguir que los críos estuvieran como mínimo 10’ atentos a lo que les estábamos explicando. No sé qué me pasa, pero solo tengo ganas de llorar.
Y otra más, enfermera en una clínica privada: a los tres días de declararse el estado de alarma me envían a casa con un ERTE, que tres meses más tarde aún no he cobrado, y que menos mal que en el otro hospital donde hago horas, he estado trabajando sin parar durante un mes, y aunque el sueldo no es mucho, algo ayudará... que vamos, que mucho aplaudir a las 8, pero yo sigo sin cobrar...
No sé si veis el denominador común de estos tres ejemplos, tengo muchos más, muchísimos, demasiados.
Durante estos tres meses ya de confinamiento, nos hemos tenido que adaptar a muchas situaciones que ni en sueños hubiéramos imaginado. Hemos cambiado hábitos, maneras de trabajar, de relacionarnos con los demás, de comunicarnos, etc.
Muchas cosas han cambiado, pero, por desgracia, otras, no sólo no han cambiado, sino que se han cronificado dejando una clara evidencia de que en realidad, la lucha feminista de poco ha servido. Perdonad el tono negativo, pero es que una vez más, las crisis vuelven a impactar de manera absolutamente desigual a las mujeres. Ya lo mencionamos brevemente en nuestro post anterior, y a medida que pasan las semanas el problema se hace cada vez más evidente.
No lo digo solo yo, lo dicen ya varios estudios que demuestran cómo lo poquito que habíamos ganado en igualdad, lo estamos perdiendo a marchas forzadas con el desastroso impacto que ello tiene en nuestra sociedad: pérdida de talento en las empresas, menos investigación, menos innovación, más desigualdad económica, precariedad, etc.
¿Pero, por qué? ¿Por qué estamos otra vez así? ¿Qué es lo que no hemos entendido? Me vienen a la cabeza varias palabras: patriarcado, machismo, corresponsabilidad y creo, que, aunque algo de todas ellas hay, corresponsabilidad es quizá la que me pega más durante esta pandemia. Si, corresponsabilidad, porque es muy bonito hablar de ello cuando todo es fácil y manejable. Pero cuando la cosa se pone chunga, las que acaban cediendo, en la mayoría de los casos, son ellas. ¡Señoras! ¿Qué está pasando? Teníamos en nuestras manos hacer esto bien desde un principio, y nos ha pasado por encima que ni nos hemos dado cuenta y ahí estamos otra vez, deslomadas, cansadas, frustradas, solas... paremos y reflexionemos por favor: a los señores: revisad vuestra corresponsabilidad durante estos tres meses y decid, honestamente, si habéis aportado lo mismo que vuestras parejas. A los empresarios: ¿de verdad vamos a dejar que sean las mujeres las que más engrosen las listas del paro?
A la administración pública: ¿de verdad vamos a seguir tratando a nuestro sector sanitario y educativo así? ¿Dejamos en sus manos nuestra salud y el futuro de nuestros hijos y así les tratamos?
Creo que debemos pararnos a pensar y reflexionar si de verdad esta es la sociedad que queremos dejar a nuestras hijas, las hijas de nuestras amigas, sobrinas, primas o hermanas, me da igual. En Lean In Barcelona tenemos claro que no y de hecho, de este tema hablaremos en nuestro evento del Jueves con las líderes de Lean In de Marruecos, Zurich y Portugal, porque por desgracia, esto no sólo está pasando en nuestro país.
Os esperamos el jueves!
Eva Blanco
Líder de Lean In Barcelona
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